Al principio de la existencia todos éramos UNO
junto al Creador (Dios - Oloddumare). Una vez que surge el
cisma entre el bien y el mal se inicia una cadena evolutiva donde ambas fuerzas
comienzan a luchar por la adhesión de los seres creados. La finalidad de esta
cadena evolutiva, a través de la cual nos llenamos de vivencias, es volver a
unificar nuestra conciencia terrenal denominada Ori-Inu (espíritu propio de
cada ser humano sobre el cual está impreso su destino), con la conciencia
celestial denominada Ori-Isheshe. Esta breve introducción nos da la pauta para
algunas preguntas fundamentales de carácter comparativo entre religiones.
¿En que nos parecemos los Yoruba a las principales
religiones del mundo?
La Religión Yoruba respeta a los miembros de otras
comunidades religiosas y sus formas, como medio de acercar el hombre a su
destino "Dios - Oloddumare". No pretende amarrar al hombre al templo,
al edificio, al babalawo (sacerdote de Ifa) o al Iworo (sacerdote de Osha),
sino ayudar a su espíritu a alcanzar su destino (Ayanmo) con el menor número de
contratiempos posibles.
De esta forma todo hombre puede tener contacto con
los procesos yoruba sin perder sus nexos religiosos y viceversa. Otra
diferencia con algunas religiones, la constituye el hecho de que los yoruba
respetamos y veneramos a cada uno de los Ángeles y Santos que conforman la
Corte Celestial (Orumale Wamale Maferefun Olofin) a los cuales denominamos
según su importancia "Osha u Orisha" respectivamente. Son ellos
nuestros intermediarios con el Creador y los encargados de ayudarnos a alcanzar
nuestro destino bajo la figura de nuestro Ángel de la Guarda (Alaleyo). Sin
embargo, es el "Proceso de Adivinación" lo que ciertamente marca la
diferencia más controversial con otras religiones. Esto se debe a la
desafortunada creencia que relaciona este "proceso de adivinación"
con la "lectura del porvenir". El "Proceso de Adivinación"
y el "Registro Espiritual" o "Consulta Espiritual" que
realiza un Babalawo (Padre de los Secretos y Sacerdote de Ifá) a través de los
"inkin" y a través de su "opele" respectivamente, o el que
a través del dilogún (caracol) realiza el Iworo (Sacerdote de Osha o de Santo),
no se ejecuta para hacer gala de las dotes clarividentes del sacerdote. El
proceso adivinatorio implica elementos más sublimes, tales como ayudar a la
persona a conocerse a si mismo, a conocer las virtudes y errores de su presente
y pasado, y aceptar sus compromisos futuros a nivel material y a nivel
espiritual. Brinda además la posibilidad de limpiar karmas, vencer el poder de
los elementos o fuerzas negativas que pretenden desviarnos de nuestro destino y
alcanzar el estado de alineación con el Creador y sus fuerzas benévolas.
Artículo de: Omo Alawo ni Ifa Osalofogbello.
José Luis Fernández
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